Mi choza en Hodka


Escribo con un solo ojo. La gafa de repuesto ha perdido el cristal izquierdo (mierda-de-gafas-chinas-baratas) . Al ponermelas esta manana no veia bien. " Ya está, me dije, el cansancio me ha afectado.  O quizás , la suciedad. " Ni lo uno ni lo otro, obviamente: el cristal...




Estoy en Hodka, "salvaje" poblado de diez chozas, frontera con Pakistan, etc.., etc.. Llegamos en plena noche tras interminables rectas invadidas por arbustos. Lo cierto es que, hasta que te acostumbras, impresiona.  Rectas y arbustos comiéndose el espacio de la carretera.  Todo negro, rítmicas y fantasmagóricas apariciones de arbustos, muy verdes bajo la luz del coche, a los costados.  Muy de cuando en cuando, ves crecer una luz en el horizonte en sentido contrario y te preguntas como vamos a hacerlo. Sencillo, lo he aprendido mas tarde.  



Los dos coches enfrentados siguen - es el estilo Kutchi - conduciendo por el centro de la carretera (cuando le pregunté a Vijay porqué era así, me explicó que si te quedabas en tu lado el otro te come el espacio y así lo defiendes.. ) hasta que uno da las luces.

Cuando el primero lo hace , el segundo entiende que, o se aparta, o se aparta. En palabras textuales (inglés de Vijay), lo juro :  " He puts the light because he lost the control " (Pone las luces porque ha perdido el control). Este sistema de conducción es el de la región. Unas veces damos las luces nosotros y otras ellos.  Y tan ricamente.

En un punto del interminable camino nocturno, lo he grabado en video (no daba crédito y temia que vosotros tampoco lo hicierais ), baja la velocidad y giramos a la izquierda. "Hodka Village, me dice". Miro y remiro, no veo nada. Me espero cualquier cosa despues de Tarnetar (pasé la noche buscando en qué sitio de la choza ponía el equipo fotográfico para evitar el agua que se colaba por el techo de mi cabaña . Ya os lo contaré..). Bajamos del coche y al fondo de la nada, veo unas bombillas mínimas. Noto que estoy andando sobre tierra y sigo a Vijay. Al acostumbrame a la oscuridad, vislumbro un camastro en medio de un espacio en el que se distribuyen cuatro chozas. Un susurro. Vislumbro alguien tumbado.  Inmovil, comenta algo  a Vijay. La cosa impresiona.
Ahora, mas acostumbrado a la oscuridad, me siento en silencio en una silla de plástico fente al camastro- me la ofrece una local entrada en edad y carnes, perfectamente ataviada con traje Kutchi. Junto a la silla de Vijay  formamos una  linea paralela al largo del camastro desde el que nos habla el personaje tumbado. No está enfermo, es que está más cómodo y fresco así. A mi izquierda veo una choza con una chica cocinando al fuego  en una zona protegida por un murete.

Me señalan mi choza. Limpia y agradable. Inspecciono el baño. Me lavaré, que ya es cosutumbre, con el cubo.  No me atrevo - con buen criterio como comprendí despues - a encender la luz (hay una bombilla) de la choza. La  pasión de los bichos por lo luminoso es formidable .  Cojo el tripode, disparador, cámara y me acerco a la zona de la cocinera tribal. Estoy ensimismado, ojo pegado al visor de la camara -la  noche es cerrada y la zona de cocina esta iluminada por el fuego - cuando noto, con el rabillo del ojo, algún movimiento difuso: decenas de ranitas saltando por todas partes.

Sigo con lo mio. Finalmente alguna novedad sobre mi calva : la pareja de saltamontes-caballos ( asi los he bautizado), del tamaño de un purito de los pequeños de Josema. Y en el pantalón corto (estoy con una rodilla en tierra y la otra en angulo de noventa grados), trés o cuatro. Para mi sorpresa, ni los aparto que hay que acostumbrarse. La cocinera se queda un instante inmovil . Disparo.
Vuelvo a la silla y  sale de la oscuridad, menudo susto, la étnica entrada en carnes ,  para preguntar a Vijay sobre mi origen. "Espain" . No le suena, pero ella ha estado en Francia en un concurso de trajes tipicos ! La llevaron con fondos de la ONU ( Al día siguiente me enseñará el recorte de periodico).


Un auténtico desproposito, pienso, lo de la ONU llevándose a los de la tribu a Paris, a ver el Louvre. Lo cierto es que laq metieron en un avión, de ahí al hotel para terminar en la feria haciendo como si estuviera tejiendo la alfombra. Como comprobé al día siguiente, la tribal no entendió nada de lo de París, ella lo que queria era pasta y menos articulos de prensa.



Hora de cenar. En una cabaña impecable, sobre una manta coqueta , en el suelo, un Tali: variedad de platos que se comen con el Chapati  (pan blando extendido con forma de pizza pequeña) y la mano derecha. Cortas el pan con la mano y, elegantemente, cojes lo que te apetece con el chapati a modo de cuchara. Esta buenisimo y la forma de comer es limpisima.

( Por cierto, me he tirado los 17 dias en plan vegetariano, salvo el Mc Donalds de Mumbay. Todo hay que decirlo.)

Tras la comida, nos volvemos a sentar fuera. Es el único sitio en el que se puede respirar y se esta fresquito. La cabana, hecha de barro, mantiene la humedad y ... estamos en época de lluvias !! Es una autentica sauna. Humedad del 133% . En época seca es fantástico.

Huelga deciros que soy, como siempre, el único habitante de la aldea: a nadie  se le ocurre venir en epoca de monzón.

A mi derecha , la puerta de la choza entreabierta (las chozas de Kutch tienen puertas de madera ), deja ver a los niños en torno a la tele. Anuncios de dentifrico. Una Peli. El protagonista, galán de ciudad, aire chuleta, maltrata al pobre taxista con cara de patibulario. El galán mira la hora. La cámara se recrea un par de segundos sobre el autentico Rolex. No doy crédito: resulta que en las chozas penetra la publicidad subliminal de  Rolex.

Oigo aullidos. Chacales, me explica Vijay.  Se distinguen claramente de los ladridos de los perros.
Muy exotico. Espero que no sean grabaciones, que despues de lo de la tele ya no me fio de nada.

Sacando fuerzas de flaqueza, me dispongo a meterme en mi choza. Me tumbo en la cama, ajusto el monoculo - gafa que fuera de dos cristales para quedarse en uno - y dispuesto  a leer la novela de Uraki Murakami  disfruto del sinsentido  de la lectura de un autor urbanita japones en la choza Hodka de la frontera.. El ventilador modelo Apocalipsis Now me impide dormir y la linterna en la boca resulta  incómoda. Así no voy a leer ni un capitulo. 

Decido aceptar la teoria de la luz, version Hodka: Los bichos van a la luz, por lo que es mejor dormir en plena oscuridad en la choza con ventanucos (dos) y puerta abierta. Ya saldrán los bichos a la luz de la bombilla que luce fuera.

Me voy a dormir.

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